Incitado como nunca antes: Nebraska, Peoria y el reavivamiento de Lincoln

Cuando Abraham Lincoln cumplió 45 años de edad en febrero de 1854, era un hombre exitoso y contento sin grandes aspiraciones políticas. Anteriormente había servido durante ocho años como legislador estatal y más tarde para dos más en la Cámara de Representantes de los EE.UU., pero durante los últimos cinco años se había centrado casi exclusivamente en su carrera legal. En sus propias palabras, “perdía el interés en la política”, pero entonces sucedió algo que “le incitó como nunca había estado antes”.

Ese ‘algo’ era conocido en su día simplemente como ‘Nebraska’. Este no fue el estado – que no existía todavía – ni siquiera el territorio de Nebraska, sino más bien la forma abreviada de referirse a la Ley de Kansas-Nebraska. Esta ley, propuesta por el senador de Illinois Stephen Douglas y finalmente aprobada por el Congreso en mayo de 1854, tras un contencioso debate, anuló la disposición en el Compromiso de Missouri de 1820 que había prohibido la esclavitud en la mitad norte del vasto territorio adquirido en la compra de la Luisiana. Efectivamente, el Congreso renunciaba a su derecho a regular la esclavitud en los territorios y futuros estados. Esto significó que la esclavitud, en vez de estar contenida en el sur con la esperanza de que muriera con el tiempo, ahora había sido dado una nueva vida y probablemente se extendería mucho más allá de lo que podría ser de otro modo.

Como ya se ha señalado, la adopción de ‘Nebraska’ despertó a Lincoln – como a muchos otros en el norte – de su sueño en cuanto a la cuestión de la esclavitud. El mundo político se dividió rápidamente en ‘hombres pro-Nebraska’ y ‘hombres anti-Nebraska’, con estos pronto fusionándose en el nuevo Partido Republicano, formado para oponerse a la extensión aún más allá de la esclavitud.

La vuelta de Lincoln a la lucha, como un hombre decididamente ‘anti-Nebraska’, estuvo marcada por un discurso que pronunció en por lo menos tres ciudades en el centro de Illinois en el otoño de 1854, pero que llegó a ser conocido como su ‘discurso de Peoria’ (foto tomada el fin de semana pasado de mí con la estatua hecha por John McClarey y titulada “Lincoln marca el límite”, que conmemora este discurso). Es uno de mis discursos favoritos de Lincoln, ya que demuestra claramente sus convicciones políticas, su pensamiento lógico, su elocuencia y su capacidad para la persuasión. De hecho, cuando participé en el concurso de dobles (‘look-alikes’) en la Celebración de ‘Lincoln Days’ el mes pasado en Hodgenville, Kentucky, pronuncié el siguiente breve extracto del discurso:

“La doctrina del autogobierno es correcto – absoluta y eternamente correcto – pero no tiene ninguna aplicación justa, como aquí intentada. O tal vez debiera más bien decir que si tiene dicha aplicación justa depende de si un negro no es o es un hombre. Si no es un hombre, entonces en ese caso, el que es un hombre puede, como asunto de autogobierno, hacer precisamente lo que le plazca con él. Al contrario, si el negro es un hombre, ¿no es en esa medida, una destrucción total de autogobierno, decir que él también no gobernará a sí mismo? Cuando el hombre blanco gobierna a sí mismo, eso es autogobierno; más cuando gobierna a sí mismo, y también gobierna a otro hombre, eso es más que autogobierno – eso es el despotismo. Si el negro es un hombre, entonces mi antigua fe me enseña que ‘todos los hombres son creados iguales’; y que no puede haber ningún derecho moral en relación con que un hombre haga un esclavo de otro.

«… Poco a poco, pero constantemente como la marcha del hombre a la tumba, hemos abandonado la antigua por la nueva fe. Hace cerca de ochenta años comenzamos declarando que todos los hombres son creados iguales; mas ahora desde ese principio hemos corrido hasta la otra declaración, que el hecho de que algunos hombres esclavizan a otros es un ‘derecho sagrado de autogobierno’. Estos principios no pueden mantenerse unidos. Son tan opuestos como Dios y la riqueza; y el quien se apega al uno, debe menospreciar al otro…

«Que nadie se deje engañar. El espíritu del ‘setenta y seis’ y el espíritu de ‘Nebraska’, son antagonismos absolutos; y aquel está siendo desplazado rápidamente por este.

«Compatriotas, estadounidenses del sur, así como del norte, ¿no vamos a hacer ningún esfuerzo para detener esto? … ¿No existe ninguna amenaza a la libertad misma, en descartar la práctica más temprana y el primer precepto de nuestra antigua fe? …

«Pasemos la esclavitud de sus pretensiones de ‘derecho moral’, a sus derechos legales existentes y sus argumentos de ‘necesidad’. Devolvámosla a la posición a la que nuestros padres la colocaron; y allí dejad que descanse en paz. Volvamos a adoptar la Declaración de la independencia, y con ella, las prácticas, y la política, que armonizan con ella. Que el norte y el sur – que todos los estadounidenses – que todos los amantes de la libertad en todas partes – se unan al gran y buen trabajo. Si hacemos esto, no solamente habremos salvado la Unión; pero la habremos así salvado, como para hacerla, y para mantenerla, siempre digna de ser salvada. La habremos así salvado, que los subsiguientes millones de gente libre y feliz, por todo el mundo, se levantarán, y nos llamarán bendecidos, hasta las últimas generaciones.

¿Fue bien recibido el discurso de tres horas de duración de Lincoln? (o como dice la frase hecha en inglés, “Did it play in Peoria?”) ¡Definitivamente! Lo lanzó por un camino que rápidamente le haría la destacada voz de los ‘anti-Nebraska’ en Illinois, y que poco a poco aumentaría su prominencia nacional durante los próximos seis años, culminando en su sorprendente nominación de parte del Partido republicano para las elecciones presidenciales de 1860.

Podemos estar agradecidos de que ‘Nebraska’ incitó a Lincoln como nunca antes, y de que lo atrajo nuevamente a la política y a la lucha contra la extensión de la esclavitud. También podemos estar agradecidos de que tendría muchas más oportunidades para inspirar a la gente de su día a través de sus discursos y sus escritos durante los próximos once años. No podemos evitar ser inspirados aún hoy por sus palabras.

LinkedIn-LogoSquareKevin J. Wood

el 1 de noviembre de 2015