El Partido Republicano de hoy parece estar en camino a la curiosa situación de nominar como presidente a una persona con dudosas credenciales conservadoras y republicanas, quién también tiene el índice de ‘desfavorabilidad’ más alto entre la población en general de cualquier candidato de ambos partidos principales (60% desfavorable según una encuesta de Gallup de finales de enero). Esto ha sido principalmente el resultado de una gran cantidad de otros candidatos republicanos más tradicionales que han dividido el voto restante, ninguno dispuesto a ceder su ambición personal por el bien del partido hasta que finalmente esté obligado a abandonar la campaña por razones financieras. Y eso no sucede tan rápidamente como antes, ni de lejos, gracias a la decisión del Tribunal Supremo en 2010 en Ciudadanos Unidos v. Comisión Federal de Elecciones, así como a cambios en cómo se reparten los delegados.
Estos otros candidatos podrían aprender una lección de las acciones de Abraham Lincoln en la elección al Senado de los EE.UU. en 1855, que por cierto contribuyó al establecimiento y crecimiento del Partido Republicano. Ese año, en medio de una remodelación tumultuosa de todo el sistema político, la principal línea divisoria fue entre aquellos que se oponían a la ley de Kansas-Nebraska y aquellos que la apoyaban. El lado ‘anti-Nebraska’ deseaba impedir que la esclavitud se extendiera a nuevas áreas del país, mientras que el lado ‘Nebraska’ o deseaba su extensión o no se preocupaba por el asunto.
Lincoln, que todavía no había hecho oficialmente su paso del menguante Partido Whig al naciente Partido Republicano, fue uno de los tres principales candidatos para el escaño en el Senado de los EE. UU. representando a Illinois. El actual senador democrático James Shields era un hombre ‘pro-Nebraska’, mientras que Lincoln y el diputado democrático Lyman Trumbull eran decididamente ‘anti-Nebraska’. Había también algunos otros candidatos menores, y para una dosis extra de intriga, un esfuerzo bajo cuerda de parte del gobernador democrático Joel Matteson para obtener el escaño para sí mismo.
La Asamblea General de Illinois, cuyos 100 miembros iban a elegir al nuevo senador, se encontraba dividida casi a partes iguales entre las facciones ‘Nebraska’ y ‘anti-Nebraska’, pero también había otras cuestiones y lealtades que complicaban la situación. Lincoln y Trumbull juntos, sin embargo, parecían tener justo el suficiente apoyo para dar la victoria al lado ‘anti-Nebraska’. De hecho, en la primera votación, Lincoln obtuvo 45 votos y Trumbull cinco, para un total de 50, exactamente el número necesario para que un solo candidato ganara (ya que solo 99 miembros estaban presentes aquel día), mientras que Shields obtuvo solamente 41. Según se iban haciendo votaciones subsiguientes, algunos otros hombres mostraban una inclinación a apoyar a Lincoln, lo que podría haberle dado la elección salvo que ninguno de los cinco hombres de Trumbull renunciaría. Estos cinco eran todos demócratas incondicionales que se negaban a votar por un Whig. Puesto que los partidarios de Trumbull, liderados por Norman Judd, no cederían, los que preferían a Lincoln comenzaron a trasladar sus votos poco a poco a Trumbull, mientras que en la facción de ‘Nebraska’ los votos se iban trasladando de Shields a Matteson.
En la novena ronda de votación, Matteson llegó a 47 votos, careciendo solamente tres para la victoria. Lincoln sabía que el gobernador se proclamaba hombre ‘anti-Nebraska’ a pesar de que esto no era consecuente con sus afiliaciones y acciones pasadas. Sintiendo que Matteson ganaría en la décima votación a menos que los hombres ‘anti-Nebraska’ se unieran en torno a un único y verdadero candidato ‘anti-Nebraska’, Lincoln instruyó a sus seguidores a votar en bloque por Trumbull. Cuando protestaron la injusticia de que el candidato que había tenido el 90% del voto ‘anti-Nebraska’ en las primeras votaciones regalara la elección al que había tenido solamente el 10%, Lincoln respondió: “Ustedes nos perderán tanto a Trumbull como a mí y creo que la causa en este caso debe preferirse a los hombres”. Los partidarios de Lincoln cedieron y Trumbull fue elegido senador con los votos necesarios en la décima votación.
El resultado era claramente injusto hacia Lincoln. De hecho, Mary Todd Lincoln, quién observó todo desde la galería, nunca perdonó ni a Trumbull ni a Judd. Incluso cortó para siempre su relación con la esposa de Trumbull, Julia, quién había sido una amiga suya muy cercana, cada una habiendo sido una dama de honor en la boda de la otra.
El propio Lincoln adoptó una visión de más largo plazo de la situación. Estaba muy decepcionado, por supuesto, pero sintió satisfacción en el hecho de que Illinois había elegido a un senador ‘anti-Nebraska’ comprometido para contrarrestar al senador Stephen Douglas, autor de la odiada ley de Kansas-Nebraska. También había frustrado las maquinaciones de Matteson, en quien no confiaba que permaneciera fiel a la causa ‘anti-Nebraska’. Y quizás lo más significativo era que todo el ejercicio sirvió también para reforzar la creciente coalición ‘anti-Nebraska’ tanto a nivel estatal como nacional, puesto que la inclusión de Trumbull abrió el camino para que otros demócratas antiesclavistas se unieran a la causa. De hecho, esto fue un paso importante para que el Partido Republicano se convirtiera en una fuerza política viable y potente.
A la luz de todo esto, la humillante derrota personal de Lincoln era de poca importancia. Como escribió a un amigo: “No podía … dejar que todo el resultado político fuera a la ruina, sobre un punto meramente personal a mí mismo”.
Además, Trumbull y Judd recordarían para siempre el gesto generoso y abnegado de Lincoln, y le apoyarían en 1858 cuando se presentara al otro escaño de Illinois en el Senado de los EE. UU. contra su eterno rival Stephen Douglas. Judd también desempeñaría un papel importante en la candidatura de Lincoln a la presidencia en 1860, y más tarde Trumbull sería el coautor de la XIII Enmienda a la Constitución, que sería la mayor victoria legislativa de Lincoln.
Al humillarse a sí mismo y poner la causa mayor por delante de su ambición personal, Abraham Lincoln demostró una abnegación y generosidad rara vez encontradas en la vida pública, ni en su tiempo ni en el nuestro. Algunos de los candidatos republicanos de hoy podrían hacer un servicio a su propia ‘causa mayor’ si estuvieran dispuestos a seguir el ejemplo de Lincoln.
el 20 de febrero de 2016
P.D. El primer párrafo de este artículo no debe interpretarse como que creo que el posible candidato republicano discutido no tiene ningún requisito para ser presidente, más bien simplemente que no parecería ser un candidato apropiado para el Partido Republicano. Simplemente lo digo…