Ud. ha oído hablar del discurso de Gettysburg de Abraham Lincoln, tal vez incluso lo ha memorizado. También puede saber de su discurso “Casa dividida”, su discurso de Cooper Union y sus dos discursos inaugurales. Sin embargo, algunos afirman que el mejor discurso de Lincoln no fue ninguno de estos, sino uno que Ud. nunca ha leído ni recitado, por la sencilla razón de que se perdió en la historia.
Se lo conoce simplemente como el “Discurso perdido”, y fue dado en Bloomington, IL el 29 de mayo de 1856 en un momento extremadamente tenso y tumultuoso. Dos años antes, el gran debate sobre la esclavitud había estallado con mayor furia que nunca debido a la Ley Kansas-Nebraska del Senador Stephen Douglas. Hasta ese momento, la esclavitud había sido contenida en solamente una parte del país con la esperanza, y la expectativa, de que algún día la nación podría librarse por completo de ella; ahora se permitiría que la esclavitud se extendiera hacia el oeste e incluso hacia el norte, y podría ser que nunca nos libremos de ella.
Esto provocó un reordenamiento completo del panorama político. Las diferencias anteriores entre demócratas y whigs sobre otros temas pasaron a un segundo plano, ya que ahora la cuestión definitoria se convirtió en si uno estaba a favor o en contra del proyecto de ley de Douglas. El Partido Whig pronto colapsó bajo el peso de la situación, y surgió un movimiento para reunir a todas las fuerzas “anti-Nebraska” – es decir, a todos aquellos que se oponían a la extensión de la esclavitud – en una sola fuerza política, si no en un partido político enteramente nuevo.
Para principios de 1856, un año de elecciones presidenciales, este movimiento se estaba fusionando bajo el nombre de “republicano”. El nuevo partido celebraría su primera convención nacional a mediados de junio en Filadelfia para nombrar candidatos y adoptar una plataforma. Asimismo, convenciones estatales fueron convocadas en muchos de los estados del norte; en Illinois, se decidió celebrar la convención en Bloomington el día 29 de mayo.
Durante la semana previa a la convención de Bloomington, las tensiones aumentaron repentinamente de manera significativa. El senador Charles Sumner de Massachusetts fue brutalmente golpeado en el Senado por el congresista Preston Brooks de Carolina del Sur en represalia por un discurso de Sumner denunciando la Ley Kansas-Nebraska, en el que también se burló del primo de Brooks, el senador Andrew Butler; la indignación en el Norte fue clara y fuerte, mientras que en el Sur, Brooks fue elogiado. Mientras tanto, en Kansas, la fortaleza antiesclavista de Lawrence fue saqueada por rufianes proesclavistas, y tres días después un grupo de hombres liderados por John Brown tomó represalias matando a cinco colonos proesclavistas al norte de Pottawatomie Creek; “El Kansas sangrante” estaba en plena marcha. Y aquí mismo en Illinois, un redactor antiesclavista llamado Paul Selby, quien hubiera sido uno de los líderes de la convención de Bloomington, fue brutalmente atacado por simpatizantes proesclavistas y ahora estaba en casa recuperándose de sus lesiones.
En medio de toda esta tensión, la convención de Bloomington hizo su trabajo, escuchando discursos, nombrando candidatos y adoptando resoluciones. Lincoln presidió el comité de nominaciones para los cargos estatales y fue nombrado un delegado a la venidera convención nacional – un honor que tendría que rechazar porque no tenía ni el tiempo ni el dinero para asistir – así como un elector en general a nivel estatal para la elección presidencial. Pero lo pasaron por alto por lo que hubiera deseado más que nada: una oportunidad para dirigirse a la multitud.
Sin embargo, mientras la convención se acercó a su fin alrededor de las 17:30 horas, muchos de los delegados y visitantes no estaban de humor para irse, y una multitud de más de mil hombres se encontraba todavía en y alrededor de la sala. Fue entonces cuando algunos de ellos comenzaron a pedir que Lincoln hablara. Puede ser que solamente quisieran algunas de sus historias divertidas, pero lo que les dio en vez de esto fue un discurso emocionante de hora y media de duración.
La historia tradicional es que el discurso ‘se perdió’ porque los periodistas y otros estaban tan cautivados que dejaron de tomar notas. William Herndon, amigo y socio de abogacía de Lincoln, afirmó que “intenté durante unos quince minutos … tomar notas, pero al final de ese tiempo tiré el lápiz y el papel y viví solamente en la inspiración de la hora. Si el Sr. Lincoln medía seis pies con cuatro pulgadas de alto por lo general, en Bloomington ese día medía siete pies, y además fue inspirado.”
Sin embargo, es igualmente probable que Lincoln y otros líderes del partido suprimieran deliberadamente la publicación de su discurso, dado que dirigió sus palabras a una multitud altamente partidista. En un año electoral, no era el tipo de mensaje que habría sido políticamente conveniente compartir con una audiencia más amplia.
Pero esto no quiere decir que los periódicos, así como individuos, no informaron sobre el discurso de Lincoln. Herndon lo llamó “lleno de fuego y energía y fuerza: era la lógica; era el pathos; era el entusiasmo; era la justicia, la equidad, la verdad y el correcto incendiado por los fuegos divinos de un alma enloquecida por el mal; era duro, pesado, nudoso, retorcido, respaldado por la ira”. El redactor jefe ‘Long John’ Wentworth, del Chicago Democrat, informó que “Abraham Lincoln durante una hora y media mantuvo a la reunión hechizada por el poder de su argumento, la intensa ironía de su invectiva, la brillantez de su elocuencia. No voy a estropear ninguna de sus bellas proporciones intentando siquiera una sinopsis de ello.”
El único periódico que sí intentó una sinopsis parece ser el Alton Weekly Courier, el cual informó: “Abraham Lincoln, de Sangamon, llegó a la plataforma en medio de un aplauso ensordecedor. Enumeró las razones apremiantes del movimiento actual. Estaba aquí listo para fusionarse con cualquiera que se uniera a él para oponerse al poder esclavista; habló del ‘coco’ de la desunión que fue tan vagamente amenazado. Era preciso recordar que la Unión debe ser preservada en la pureza de sus principios así como en la integridad de sus partes territoriales. Debe ser ‘Libertad y unión, ahora y siempre, una e inseparable’. El sentimiento a favor de la esclavitud blanca ahora prevalecía en todos los periódicos de los estados esclavistas, excepto en los de Kentucky, Tennessee, Missouri y Maryland. Tal fue el progreso de la Democracia Nacional. Douglas una vez afirmó en su contra que la democracia favorecía más que sus principios, los derechos individuales del hombre. ¿No era extraño que él debe alzarse allí ahora para defender esos derechos contra su antiguo panegirista? La Democracia negra se empeñaba en citar a Henry Clay para reconciliar a los antiguos whigs a su doctrina, y los pagaba con un elogio de golpe bajo, el de whigs nacionales.”
El principal objetivo de Lincoln parece haber sido el de unir a todos los elementos dispares que entonces se unían en el nuevo Partido Republicano, inspirándoles a dejar de un lado sus diferencias y a comprometerse de todo corazón al movimiento para luchar contra la extensión de la esclavitud. El poder esclavista cada vez más violento debe ser resistido, Kansas debe ser libre, los principios republicanos deben ser preservados y la Unión debe mantenerse.
A juicio de Elwell Crissey, quien escribió el libro definitivo sobre el discurso en 1967, titulado apropiadamente El discurso perdido de Lincoln [Lincoln’s Lost Speech], solamente dos breves citas se conservan sin lugar a dudas. La primera llegó casi al principio, cuando Lincoln estaba respondiendo a un llamamiento alarmante hecho por James Emery de Kansas, el último orador de la convención, quien había llamado a hombres armados a irse a Kansas. Lincoln instó a la moderación y a una estrategia diferente: “No, amigos míos, les diré lo que haremos. Esperaremos hasta noviembre y luego les dispararemos papeletas de votación.” Lincoln volvería a este tema de “votos, no balas” [“ballots, not bullets”] en discursos posteriores, incluyendo su mensaje del 4 de julio de 1861 al Congreso. La segunda cita bien documentada llegó cerca del final, cuando Lincoln estaba hablando en contra del ‘fastidio’ de la disolución: “Decimos a nuestros hermanos del Sur: ‘¡No vamos a salir nosotros de la Unión, y Uds. no lo harán!’”
Aunque el discurso original de Lincoln fue ‘perdido’, me complace informar que una audiencia en el “Festival de Lincoln en la Ruta 66” en esa misma ciudad de Bloomington experimentó una recreación de él el domingo pasado. Así es, encontré todo lo que pude sobre él y reconstruí lo que creo que es un facsímil razonable, aunque abreviado a una media hora aproximadamente. Con el material de introducción y conclusión, se hizo un lindo programa de una hora, lo cual ahora estoy ofreciendo a quien quiera verlo para que puedan decidir por sí mismos si realmente fue el mejor discurso de Lincoln de toda su vida.
Kevin J. Wood
el 28 de julio de 2018