Es abril y la gente de Baltimore – algunas personas, quiero decir – se están amotinando. No, no estoy hablando de los disturbios recientes, ni los de abril de 1968 después del asesinato de Martin Luther King, Jr. ¡Estoy hablando de los disturbios de abril de 1861!
El 18 de abril de aquel año, Abraham Lincoln había sido presidente durante sólo un mes y medio, y la nación estaba completamente conmocionada. Durante sólo la última semana, Fort Sumter había caído a los rebeldes, Lincoln había solicitado 75.000 soldados voluntarios para defender la propiedad federal, y el sumamente importante estado de Virginia había votado a favor de separarse de la Unión y unirse a los siete originales estados del sur en la Confederación. Los otros estados del sur estaban amenazando a la secesión también, entre ellos otro muy estratégico: Maryland.
Si Maryland se hubiera unido a la Confederación en ese momento, podría haber asestado un golpe fatal al Norte. Washington, DC habría sido separado del resto del Norte, y habría caído con facilidad a los confederados, ya que no tenía tropas para defenderse. Si la capital de la nación fuera controlada por el Sur, Inglaterra y Francia habría sido mucho más propensos a reconocer el Sur y acudir en su ayuda.
La situación era grave y tensa. Todo Washington – simpatizantes del sur excluidos – esperaba ansiosamente la llegada de las primeras tropas del norte. Por fin, el 18 de abril, varios cientos de voluntarios de Pensilvania llegaron a Baltimore, a sólo 40 millas (65 kilómetros) de distancia. Baltimore presentó una complicación, sin embargo, ya que tenía distintas estaciones de tren para las líneas llegando de diferentes direcciones, lo que significaba que viajeros necesitaban tener sus vagones arrastrados una milla por caballos por el centro de la ciudad, o que tuvieron que cubrir esa distancia a pie o en diligencia (un coche tirado por caballos). Además, Baltimore era un hervidero secesionista. De hecho, dos meses antes, estos dos factores se habían fusionado en una conspiración para asesinar a Lincoln mientras cambió trenes en Baltimore, que sólo fue frustrado por disfrazarlo y llevarlo furtivamente a través de la ciudad en medio de la noche.
Mientras las tropas de Pensilvania pasaron de una estación de tren a otra, una enfurecida turba de simpatizantes del Sur se enfrentó a ellos, lanzando ladrillos y piedras y provocando algunas lesiones graves. Al día siguiente, un regimiento de Massachusetts llegó y también fue confrontado por una turba, esta vez armada con pistolas y cuchillos. La situación se intensificó, y cuatro soldados y una docena de civiles perdieron la vida, las primeras víctimas mortales de la Guerra Civil. La turba también saqueó y destruyó propiedades como la oficina de un periódico alemán pro-Unión.
¿Cómo respondería el nuevo presidente, aún faltando experiencia y tal vez no preparado para las exigencias del cargo, a los disturbios de Baltimore? Su respuesta nos da un vistazo de algo de los procesos de pensamiento, del temperamento y del carácter, que más tarde serían reconocidos por lo que le hizo un líder eficaz.
- Otorgó a sus oponentes la oportunidad de ser escuchados
Lincoln citó al gobernador de Maryland Thomas Hicks y al alcalde de Baltimore George Brown a la Casa Blanca para consultarles, y también recibió otra delegación bastante hostil de Baltimore. Les dio la oportunidad de expresar sus quejas y de exponer su argumento de que no se debe permitir a más tropas del norte pasar no sólo a través de Baltimore, pero también de todo el estado.
- Consultó con otros
Lincoln consultó con su consejo de ministros, que por su propio diseño fue repartido en partes iguales entre los dos principales grupos que componían el todavía nuevo partido republicano. A pesar de que no serían unánimes en esto, ni en muchos otros asuntos, su debate franco permitiría a Lincoln a considerar los méritos de puntos de vista opuestos mientras reflexionaba sobre el mejor procedimiento.
- Tomó una decisión coherente con sus obligaciones y con la justicia
Aunque Lincoln todavía necesitaba desesperadamente mantener Maryland en la Unión, no podía aceptar las demandas de sus gobernantes y aún cumplir con su propia obligación de defender Washington. Como les explicó: “Debo tener tropas para defender esta capital. Geográficamente se encuentra rodeada por el suelo de Maryland; y matemáticamente existe la necesidad de que ellas vinieran sobre su territorio…”
- Utilizó el humor para ayudar a explicar su razonamiento y para aliviar la tensión
La explicación de Lincoln continúa de la siguiente manera: “…Nuestros hombres no son topos, y no pueden cavar debajo de la tierra; no son aves, y no pueden volar por el aire. No hay ninguna manera sino cruzar por tierra, y eso tienen que hacer.”
- Hizo concesiones cuando fuera posible
Lincoln dirigió a tropas posteriores a venir en barco a Annapolis y luego continuar en tren o a pie a Washington, a fin de evitar Baltimore. También apeló a los gobernantes de Maryland a hacer su parte en bajar la tensión: “Mantengan sus revoltosos en Baltimore, y no habrá derramamiento de sangre. Váyanse a casa y decirle a su gente que si no nos atacarán, nosotros no atacarán a ellos; pero si nos atacan, lo devolveremos, y eso con dureza.”
- No actuó por venganza ni por pequeñeces
Cuando el gobernador Hicks citó a la legislatura estatal a una sesión extraordinaria una semana más tarde, el General Benjamín Butler pidió a Lincoln dejarle “cazar [detener] a todo el nido de legisladores traicioneros de Maryland”, quienes se esperaba iban a votar a favor de la secesión. En vez de eso, Lincoln eligió dejarles reunirse, y su apuesta compensó cuando adoptaron una posición neutral en el conflicto mientras rechazaron abrumadoramente la secesión.
- No permitió que la crítica inflamatoria le influyera
Los disturbios de Baltimore fueron inmortalizados de inmediato en un poema por James Randall, “Maryland, Mi Maryland” – luego se convertiría en la canción oficial del estado –, que insta a la gente a “vengar la sangre patriótica que salpicaba las calles de Baltimore”, y que llama a Lincoln un déspota y tirano. Lincoln no permitió que estos ni muchos otros comentarios vituperiosos e inflamatorias influyeran a él o a sus decisiones.
- Se mantuvo firme en su decisión
En los próximos años, Lincoln tomaría muchas decisiones controvertidas y de mano dura para mantener Maryland en la Unión, entre ellas la suspensión del recurso de hábeas corpus y el encarcelamiento del alcalde Brown y otros gobernantes pro-confederados. Pero estas se realizaban siempre en el entendimiento de que sólo eran justificadas por las condiciones extraordinarias de rebelión civil, y todavía optaba por un enfoque más suave cuando fuera posible.
Tal vez los responsables de responder a los recientes disturbios de Baltimore harían bien en estudiar la respuesta de Lincoln en 1861, con la esperanza de prevenir que sus calles sean ‘salpicadas’ aún más.
el 1 de mayo de 2015