Probablemente has oído que Abraham Lincoln era bastante aficionado a contar cuentos y chistes. A veces los contó simplemente para entretener, pero a menudo había otras razones también: para ilustrar un punto; para aliviar tensiones o relajar el ambiente; para comunicar una lección o reproche difícil de aceptar de una manera más indirecta y más ‘suave’; o para distraer la atención de las dificultades y las duras realidades de la vida, especialmente en medio de la Guerra Civil.
El juez H. W. Beckwith recordó un cuento particularmente memorable contado por Lincoln mientras que éste ejercía de abogado en el tribunal de circuito en Danville, Illinois, un cuento que fue “un buen ejemplo de la habilidad de Lincoln de condensar la ley y los hechos de un asunto en un cuento”.
Lincoln defendía a un hombre que había sido acusado de asalto con agresión. Sucedió que su cliente sólo había actuado en defensa propia, el otro hombre habiéndolo primero provocado y luego agredido físicamente. Sin embargo, en lugar de simplemente relatar los hechos del caso según su cliente, Lincoln determinó que el jurado entendería mejor su súplica si él la explicó por medio de un cuento.
El juez explicó: “El Sr. Lincoln … dijo al jurado que su cliente estaba en la situación difícil de un hombre que, al andar por la carretera con una horquilla sobre el hombro, fue atacado por un perro feroz que salió del patio de entrada de un granjero y le enfrentó. Al bloquear y desviar la bestia con la horquilla, las puntas clavaron en la bestia y la mataron.
“‘¿Qué te hizo matar a mi perro?’, dijo el granjero.
“‘Qué le hizo intentar morderme?’
“‘Pero, ¿por qué no fuiste hacía él con el otro extremo de la horquilla?’
“‘¿Por qué él no vino a por mí con su otro extremo?’
“En este momento el Sr. Lincoln giró en sus largos brazos un perro imaginario, y empujó su extremo posterior, el de la cola, hacia el jurado. Este fue la súplica defensiva de … ‘el otro tío inició la pelea’, dicha rápidamente, y de manera que la mente más torpe la captaría y la retendría.”
Fácilmente se puede ver cómo Abraham Lincoln llegó a ser uno de los abogados más exitosos de su época mientras también se adquirió fama de su ingenio y humor. Uno puede también suponer que cuando Lincoln fue programado para una sesión de la corte, ¡no había escasez de hombres dispuestos a servir en el jurado!
el 30 de abril de 2016