Mucho de lo que Abraham Lincoln dijo y escribió en su propio día todavía resuena con nosotros hoy día porque concuerda con nuestras ideas de libertad, igualdad, democracia, etc. Pero luego hay esas pocas declaraciones inquietantes como la siguiente:
No tengo ningún objetivo de introducir la igualdad política y social entre la raza blanca y la negra. Hay una diferencia física entre las dos, que a mi juicio probablemente prohibirá para siempre su convivencia sobre el fundamento de la igualdad perfecta, y en tanto que sea necesario que debe haber una diferencia, yo, así como el juez Douglas, soy en favor de que la raza a la que pertenezco tenga la posición superior. Nunca he dicho nada en sentido contrario …
¿Es que esta declaración, hecha por Lincoln durante el primero de sus grandes debates con Stephen Douglas en 1858, la cual él repitió y defendió más tarde, significa que Lincoln era un supremacista blanco?
Para responder a esta pregunta, debemos considerar la declaración en sí y su contexto, así como la totalidad de los discursos y escritos de Lincoln.
En cuanto a la afirmación misma, el preferir que una raza ocupe una posición superior en la sociedad no es lo mismo que decir que esa raza es realmente superior en una cualidad en particular, y parecería no llegar a lo que hoy se quiere decir generalmente con “la supremacía blanca”. Y veremos más adelante que cuando llegara el momento de comparar las razas, Lincoln hablaría más provisionalmente.
En cuanto al contexto, Lincoln intentaba derrocar a Douglas como uno de los dos senadores de Illinois en el Congreso de los EE.UU. Era el candidato del recién formado Partido republicano, un grupo diverso de personas cuya causa unificadora era su oposición a la extensión de la esclavitud hasta las partes oeste y norte del país. Algunos de los republicanos eran abolicionistas, abogando por la emancipación inmediata de los esclavos sin compensación a sus dueños, mientras que otros, como Lincoln, estaban más a favor de la emancipación gradual, voluntaria y compensada.
Douglas y los demócratas habían recurrido a argumentos incendiarios sobre la raza, sosteniendo que el “partido republicano negro” estaba a favor no solamente de la emancipación inmediata, sino también de la amalgamación, es decir, de mezclar las razas, incluso del matrimonio mixto. La declaración de Lincoln citada anteriormente fue en respuesta a estas palabras provocativas de Douglas:
¿Desean … permitir que los negros libres fluyan hacia sus praderas y las cubran con asentamientos negros? ¿Desean convertir este bello estado en una colonia de negros libres, para que cuando Missouri abola la esclavitud, pueda enviar cien mil esclavos emancipados a Illinois para convertirse en ciudadanos y votantes, en igualdad con ustedes mismos? Si desean la ciudadanía negra, si desean permitirles entrar en el estado y establecerse con el hombre blanco, si desean que voten en igualdad con ustedes mismos, y hacerlos elegibles para los puestos del gobierno, para servir en los jurados y para adjudicar sus derechos, entonces apoyen al Sr. Lincoln y al Partido republicano negro.
En un estado como Illinois, que no permitía la esclavitud pero que también desalentaba mucho el asentamiento de los negros libres, esto encajaba bien. Ningún abolicionista podría haber ganado una elección a nivel estatal en Illinois en ese momento, y un ‘amalgamacionista’ habría sido expulsado del pueblo, si no le habría ocurrido algo peor. Lincoln, por lo tanto, quien no era ni abolicionista ni ‘amalgamacionista’, naturalmente se defendió contra este tipo de acusaciones. De ahí, su declaración anterior y otras como: “No entiendo por qué el no querer que una mujer negra sea mi esclava significa que la debo querer como esposa. A mi entender, puedo simplemente dejarla en paz.”
Cuando Lincoln habló de una diferencia física entre las razas que “probablemente prohibirá para siempre su convivencia sobre el fundamento de la igualdad perfecta”, y de que una raza tenga una posición superior, es probable que era simplemente declarando lo que un repaso honesto de la historia del mundo le habría enseñado. La historia está repleta de conflictos entre pueblos de distintas etnias, religiones, clases, etc., que inevitablemente parecen resultar en el dominio de un grupo sobre el otro; asimismo está casi desprovista de ejemplos de coexistencia pacífica y equitativa. Por lo tanto, Lincoln concluyó muy racionalmente que “en tanto que sea necesario que debe haber una diferencia, yo … soy en favor de que la raza a la que pertenezco tenga la posición superior”.
¿Pero eso significaba que la raza negra debía servir a la raza blanca como esclavos? Esa sería la conclusión de los líderes de la futura Confederación, expresada claramente por Alexander Stephens en su “Discurso de la piedra angular”. Pero no fue la conclusión de Lincoln, quien siguió así:
… pero sostengo que a pesar de todo esto, no hay ninguna razón en el mundo por qué el negro no tiene derecho a todos los derechos naturales enumerados en la Declaración de la Independencia, el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad. Sostengo que tiene tanto derecho a estos como el hombre blanco. Estoy de acuerdo con el juez Douglas en que él no es igual a mí en muchos aspectos – ciertamente no en color, quizás no en dotación moral o intelectual. Pero en el derecho de comer el pan, sin permiso de nadie, que su propia mano gana trabajando, él es igual a mí e igual al juez Douglas, e igual a todo hombre viviente.
Como se ha mencionado anteriormente, vemos aquí que cuando Lincoln tuvo una clara oportunidad de defender la “supremacía blanca”, habló cautelosa- y tentativamente. Únicamente podía decir definitivamente que la raza negra no era igual a la blanca en color, y simplemente que quizás no fuera igual en moralidad o inteligencia.
Pero, ¿a dónde le llevó este tipo de pensamiento a Lincoln en cuanto a encontrar una solución al “problema de las razas”? Dado que la esclavitud no era una solución aceptable, y el vivir juntos en igualdad parecía una imposibilidad, Lincoln, siguiendo a Henry Clay y otros, fue llevado a concluir que la mejor solución era la colonización: enviar a los esclavos y a los negros libres a alguna parte para vivir, donde podían gobernarse ellos mismos. Esto podría ser un regreso a África, o podría ser una nueva colonia en algún lugar de América central o América del Sur o el Caribe. Para Lincoln, solamente esto sería realmente coherente con el ideal americano del autogobierno. Como había dicho en un discurso algunos años antes: “Cuando el hombre blanco se gobierna a sí mismo, eso es el autogobierno; pero cuando se gobierna a sí mismo, y también gobierna a otro hombre, eso es más que el autogobierno – eso es el despotismo.”
La colonización permitiría que el negro se gobernara a sí mismo, y Lincoln se aferraría obstinadamente a ella hasta bien entrada en su presidencia. Afortunadamente, sin embargo, era un hombre que era lo suficientemente humilde para cambiar sus puntos de vista; como escribió a Horace Greeley sobre el tema de la emancipación: “Intentaré corregir errores cuando se demuestre que son errores; y adoptaré nuevos puntos de vista tan rápidamente como parecerán ser verdaderos puntos de vista”. Sorprendentemente, fueron Frederick Douglass y otros líderes negros quienes finalmente convencieron a Lincoln de que la colonización no era una solución viable, por lo que volvió su atención a averiguar cómo las dos razas podrían vivir la una al lado de la otra. En su último discurso, por ejemplo, pronunciado solamente tres días antes de su asesinato, abogó públicamente por primera vez por dar el derecho a votar, y por lo tanto también la ciudadanía, a por lo menos ciertos de los negros.
Para entonces, Lincoln sin duda había renunciado también a cualquier idea que pudiera haber tenido sobre la inferioridad de la raza negra. Frederick Douglass, quien habló de la guerra y de la emancipación con Lincoln en al menos dos ocasiones en la Casa Blanca, señaló que fue recibido con dignidad, “así como usted ha visto a un caballero recibir a otro … Nunca se me hicieron sentir cómodo más rápidamente o más completamente en la presencia de un gran hombre”. Más tarde Lincoln llamaría a Douglass su amigo, y muchos años más tarde Douglass escribiría en sus memorias: “El Sr. Lincoln no solamente era un gran presidente, sino un gran hombre – demasiado grande para ser pequeño en cualquier cosa. En su compañía nunca me recordé de mi origen humilde, ni de mi color impopular.”
¿Abraham Lincoln, supremacista blanco? Tal vez lo era en algún momento de su vida, en un sentido limitado, pero sería mucho más preciso considerarlo como un “supremacista humano”, alguien que creía en y trataba de elevar a toda la humanidad a alcanzar su potencial inherente y dada por Dios.
Kevin J. Wood
el 17 de agosto de 2017
Es muy importante que continuemos «redefiniendo» la historia. Así lograremos evaluar mejor a los que hoy llamadas héroes.