Durante su presidencia de cuatro años y un mes, Abraham Lincoln nombró a cinco jueces para el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, entre ellos un presidente del tribunal (Chief Justice). Todos los cinco fueron aprobados dentro de una semana. Eso sí: ¡sin drama, sin minuciosas investigaciones de antecedentes, sin audiencias rencorosas y divisorias, sin políticos fanfarroneándose y sin una interminable cobertura mediática!
Pero esto no quiere decir que el tema del Tribunal Supremo no generó controversia en los días de Lincoln. ¡Justo lo contrario! El propio Lincoln incluso había afirmado – en respuesta a la decisión de Dred Scott v. Sandford en 1857 – que el Tribunal formaba parte de una vasta conspiración para nacionalizar la institución de la esclavitud [para más sobre esto, vea mi blog del 27 de junio de 2015]. Y hubo un gran debate en curso sobre cómo reestructurar todo el sistema federal de tribunales, lo cual estaba desactualizado y sobrecargado debido al crecimiento del país tanto en tamaño como en población. ¿Le sorprendería saber que durante décadas el Congreso había sido lento para modificar el sistema judicial, en gran parte debido a las disputas partidistas y regionalistas?
Cabe señalar que en ese entonces, los jueces del Tribunal Supremo también presidían los tribunales federales de circuito; de verdad, viajaban dos veces al año a sus regiones asignadas para celebrar juicios. De hecho, pasaron más tiempo “montando el circuito” que en Washington. El mismo Lincoln había participado en juicios ante el juez del Tribunal Supremo John McLean, cuyo circuito incluía Illinois. Y aunque en la mayoría de los casos no había un explícito requisito de residencia, los jueces sí habrían sido elegidos generalmente desde las regiones que servirían, preservando así una diversidad geográfica en el Tribunal.
Cuando Lincoln asumió la presidencia en 1861, el sistema de tribunales federales tenía una gran necesidad de reestructuración. Además, un juez había fallecido en 1860 y otro lo hizo solamente un mes después de la investidura de Lincoln (McLean), y otro más había dimitido para unirse al gobierno confederado como subsecretario de guerra (John A. Campbell, el único juez sureño quien dimitió).
En su primer mensaje anual al Congreso el día 3 de diciembre de 1861, Lincoln explicó que aún no había hecho nombramientos para las tres plazas vacantes en parte porque dos de ellas tradicionalmente habían sido ocupadas por sureños y esto presentó dificultades evidentes.
Dos de los jueces salientes residían dentro de los estados ahora infestados por la revuelta; por lo tanto, si sucesores fueron nombrados en las mismas localidades, no pudieron servir en sus circuitos; y muchos de los hombres más competentes allí, probablemente no correrían el riesgo personal de aceptar servir, incluso aquí, en el banco supremo. No he estado dispuesto a lanzar todos los nombramientos hacia el norte y así inhabilitarme de hacer justicia al sur una vez que la paz sea restaurada; aunque sí puedo decir que el transferir al norte una plaza que hasta ahora ha estado en el sur, no sería, con respecto al territorio y a la población, injusto.
A continuación, Lincoln describió la gran necesidad de una reestructuración, señalando la gran población entonces contenida en el circuito de McLean – “su circuito se convirtió en un imperio” – y el hecho de que “además de esto, el país en general ha sobrepasado nuestro actual sistema judicial”. Fue particularmente crítico con la falta de uniformidad, ya que los últimos ocho estados admitidos a la Unión fueron excluidos del sistema de tribunales de circuito (en lugar de esto, fueron atendidos por tribunales de distrito), y concluyó: “Los tribunales de circuito son útiles, o no lo son. Si útiles, ningún estado debe ser privado de ellos; si no útiles, ningún estado debe tenerlos. Que sean provistos para todos, o abolidos para todos.”
En todo esto vemos la preocupación primordial de Lincoln de que la equidad y la justicia fueran los objetivos de cualquier cambio en el sistema judicial. A continuación, ofreció tres propuestas para solucionar los problemas:
Se me ocurren tres modificaciones, cualquiera de las cuales, creo, sería una mejora en nuestro sistema actual. Que el Tribunal Supremo sea de un número conveniente en todo caso. Luego, primero, que todo el país esté dividido en circuitos de un tamaño conveniente, los jueces supremos para servir en un número de ellos correspondiente a su propia cantidad, y jueces de circuito independientes sean provistos para todo lo demás. O, en segundo lugar, permita que los jueces supremos sean aliviados de los deberes del circuito, y que jueces de circuito sean provistos para todos los circuitos. O, en tercer lugar, prescindamos de los tribunales de circuito por completo, dejando las funciones judiciales a los tribunales de distrito y un Tribunal Supremo independiente.
Lincoln decidió llenar la plaza de McLean en enero de 1862, nombrando a Noah Haynes Swayne, quien al igual que McLean era de Ohio, y a quien el Senado confirmó solamente tres días después. Pero a continuación esperó al Congreso.
El Congreso finalmente respondió en julio de 1862 al redistribuir los nueve circuitos para incluir a todos los estados excepto a California y Oregón en el lejano oeste, lo que también los hizo más equitativos en cuanto a la población atendida. Ya que el norte había crecido mucho más que el sur en población desde la última reestructuración en 1837, esto tuvo el efecto de – utilizando la pintoresca frase anterior de Lincoln – “lanzar los nombramientos hacia el norte”. Anteriormente, los sureños habían superado a los norteños en el Tribunal por 5-4; ahora los norteños superarían a los sureños por 6-3.
Al día siguiente, Lincoln le pidió a su Procurador General Edward Bates que preparara el nombramiento de Samuel Freeman Miller de Iowa para uno de los circuitos últimamente redistribuidos. La nota escrita a mano de Lincoln a Bates fue notablemente breve e informal:
Por favor envíeme los nombramientos de Samuel F. Miller, de Iowa, como un juez del Tribunal Supremo, para el circuito en el que se incluye Iowa; y de ________ Trigg (Ud. tiene su nombre) para juez de distrito en Tennessee.
Ese mismo día, Bates le dio a Lincoln el nombramiento de Miller y Lincoln lo envió al Senado: “Nombro a Samuel F. Miller de Iowa para que sea un Juez Asociado del Tribunal Supremo de los Estados Unidos.” El Senado confirmó a Miller en solamente media hora.
Más tarde ese otoño, con el Congreso ausente, Lincoln designó a su viejo amigo David Davis de Illinois para la última plaza vacante a través de un nombramiento de receso. Cuando el Congreso volvió a convocarse el 1 de diciembre, Lincoln nombró a Davis para un nombramiento regular, y el Senado lo confirmó exactamente una semana después.
El Congreso hizo un cambio adicional en marzo de 1863, agregando un décimo circuito para California y Oregón, lo que aumentó el número de jueces en el Tribunal de nueve a diez. Lincoln inmediatamente nombró a Stephen Johnson Field de California para la nueva plaza, y este fue aprobado solamente cuatro días después.
Luego, en octubre de 1864, el presidente del tribunal (Chief Justice) Roger Taney, autor de la odiada decisión de Dred Scott, le hizo un gran favor a Lincoln al fallecer. No solamente se había deshecho el Tribunal de Taney, sino ahora Lincoln tenía una solución conveniente para su problema de encontrar un nuevo puesto para su antiguo secretario del tesoro, y aspirante a la presidencia, Salmon P. Chase.
El nombramiento de Lincoln de Chase como presidente del tribunal el día 6 de diciembre fue aprobado por el Senado ese mismo día. Mientras que Taney había declarado que esclavos negros y sus descendientes nunca podrían ser ciudadanos de los Estados Unidos, una de las primeras acciones de Chase fue la de aceptar la solicitud de John Rock, un abogado negro, para ejercer ante el Tribunal.
Los cinco nombramientos de Lincoln, entre ellos su nombramiento de Chase como presidente del tribunal, junto con el rediseño de los circuitos realizado por el Congreso, cambió por completo el Tribunal Supremo. Probablemente no sea una exageración decir que el impacto de Lincoln sobre el Tribunal fue mayor que el de todos de nuestros otros presidentes salvo a Washington (quien nombró a todo el primer Tribunal), John Adams (quien nombró a John Marshall como presidente del tribunal), Andrew Jackson (quien nombró a seis jueces, incluyendo a Taney como presidente del tribunal) y Franklin D. Roosevelt (quien nombró a ocho jueces, aunque fracasó en su intento de “empacar el tribunal”).
Y, como ya se señaló, los cinco nombramientos de Lincoln fueron aprobados por el Senado en tres, cero, siete, cuatro y cero días (uno en solamente media hora). ¡Uno se pregunta qué pensaría Lincoln del proceso de confirmación actual!
Kevin J. Wood
el 5 de octubre de 2018